Estrada, Julio César

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Descripción

Julio César Estrada (Grado, 1869-1908) cursó Filosofía y Letras en las universidades de Madrid y Salamanca, tras lo cual trabajó como profesor en Gijón hasta su obligada marcha a Cuba a causa de su republicanismo.

Luego volvió a su villa natal (capital del concejo o municipio asturiano de igual nombre). donde puso en marcha el semanario La Justicia de Grado, desde el que defendió a las clases más humildes, colaborando notablemente a la creación de las sociedades agrícolas y a la mejora de la situación de la gente del campo de su concejo natal.

Julio César Estrada: héroe de las clases más humildes*

Autor: CÉSAR GARCÍA SANTIAGO, presidente de la Asociación de Coleccionistas de Fotos y Documentos Antiguos de Grado.
Fecha: 3 de octubre de 2008

El 2 de octubre se cumplió el centenario de la muerte del fundador de las sociedades agrícolas del concejo moscón.

El periodista Julio César Estrada, fundador de las sociedades agrícolas del concejo moscón, nació en Grado el 16 de octubre de 1869 y falleció en esta villa el 2 de octubre de 1908.

Fue un personaje que a pesar de su corta y brillante vida luchó de una forma incesante por mejorar la calidad de las sociedades agrícolas y las clases más humildes del concejo.

Persona calificada por quien lo conoció como «batallador, irreductible, orador de verbo caliente y avasallador». Entre otros logros conseguidos por Estrada destacan que fue fundador del Partido Socialista en Grado, además de promotor de la edición del semanario republicano La Justicia de Grado, que se publicó desde 1905 hasta 1912. Una de sus últimas colaboraciones fue en el semanario que dirigía correspondiente al 26 de julio de 1908, un número extraordinario dedicado al Club Gradense de La Habana y como cierre publicaba un artículo muy interesante. Este número se pudo recuperar gracias a un ejemplar que Ricardo R. San Pedro, «Tito el Boticario» tuvo la amabilidad de regalarme unos meses antes de morir.

El 2 de octubre de 1910 fue una fecha memorable dentro de la historia de Grado, ya que se inauguró el mausoleo que el pueblo moscón consiguió sacar adelante por suscripción popular. En el tren de las doce y media llegó la comisión de republicanos y socialistas de Oviedo, presidida por José Buylla, Alfonso Muñoz de Diego y Manuel Vigil, portando una corona que los radicales de aquella población dedicaban a su compañero.

A las tres y media de la tarde la calle de Pedregal y el campo de San Antonio (parque de Abajo) estaban invadidos de gente que con contagioso entusiasmo esperaba a los manifestantes que de Avilés, Pravia, Candamo, Trubia, Gijón y Oviedo habían de llegar en los trenes. Éstos, formando una compacta columna que empezaba en la entrada del campo y terminaba en el puente de Grado, entraron en la villa entre los aplausos de los que les esperaban, y todos juntos se dirigieron a la plaza Mayor (plaza General Fernández Ponte).

Con tanto gentío, la plaza se quedaba pequeña y tuvieron que subir por la calle de la Marquesa de la Vega de Anzo hasta la fuente de abajo, en que se hallaba la cabeza de la manifestación, formada por los portaestandartes de las sociedades agrícolas.

Con las comisiones en su puesto, se puso en marcha la comitiva al son de la Marsellesa tocada por la banda municipal de música del concejo y entre clamorosos vivas a la libertad y a Julio César Estrada.

Se habló de que a tal manifestación de duelo se unieron 4.000 personas venidas de toda la comunidad.

A la llegada a la necrópolis se produjo un remolino entre los manifestantes porque todos querían entrar en el cementerio civil para presenciar la ceremonia del descubrimiento del mausoleo. Sólo pudieron lograr sus deseos las comisiones y un pequeño número de aquéllos, quedando el resto en el ancho del campo que precede a la necrópolis, en donde se había levantado una tribuna (la misma que Julio ocupaba en sus propagandas por estas aldeas) desde la que los oradores dirigían la palabra al pueblo.

Mario Estrada, hermano del fallecido, presa de gran emoción por su pérdida, descorrió el velo que cubría el busto entre los acordes de la Marsellesa. El busto era de bronce, de un gran parecido, y expresa el momento psicológico en que Julio, rebosando de indignación, relataba con frase cálida, a sus amigos, los labradores, los goces y privilegios que disfrutaban los de arriba y las miserias y vejámenes que sufrían los de abajo.

Se levanta sobre un sencillo pedestal de piedra caliza, en cuyo frente y costados se pueden leer las siguientes inscripciones: «Julio César Estrada, fundador de la sociedades agrícolas,16 de octubre de 1869-2 de octubre de 1908», «Monumento erigido por suscripción popular, iniciada por sus admiradores», «Defendió a los humildes y fustigó a los tiranos», «Luchó por la libertad, el progreso y la justicia, y su obra nunca muere». Sobre la losa y adosadas al pedestal fueron depositadas dos hermosas coronas: una de la comisión de republicanos y socialistas de Oviedo, y otra que trajo la comisión de Pravia.

Con grandes dificultades pudieron salir del cementerio las comisiones. En la tribuna ondeaban los estandartes de las sociedades de Vega de Peridiello y Villanueva fundadas por Estrada. A continuación hizo uso de la palabra Alfonso Muñoz de Diego, que expresó lo siguiente: «Con este acto se ha visto el cariño que le profesan los sencillos campesinos a Julio».

Sin duda, todo un acontecimiento el que vivió el concejo con la muerte de Julio César Estrada, cuyo nombre se puede ver grabado en el callejero municipal.

NOTA

(*) Este texto fue publicado también el sábado 4 de octubre de 2008 en el diario La Nueva España de Oviedo, pág. 18.

Concejo de Grado

Cruce de caminos —el de Santiago y el Camín Real de la Mesa—, fértiles huertas, minería, arquitectura medieval, religiosa, palaciega e indiana, gentes abiertas y comerciantes, mercados y fiestas, dulces… Todo es posible en Grado.

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«Uno de los elementos más impresionantes de la cueva de Tito Bustillo es la gran sala conocida como la "Capilla Sixtina del arte rupestre". Esta sala, de enormes dimensiones, alberga una gran cantidad de pinturas y grabados que representan animales como bisontes, caballos, renos y ciervos. La precisión y el detalle de estas representaciones son asombrosos, y dan testimonio de la destreza técnica de aquellos artistas prehistóricos.»